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Amor en Acción VS Ego en Acción

  • Foto del escritor: Kavi
    Kavi
  • hace 7 días
  • 6 Min. de lectura

Se acerca el fin del año 2025 y con él llegan las respectivas recapitulaciones de los momentos de alto impacto que han sucedido a lo largo de estos 12 meses, y en mi caso personal puedo darme cuenta de cómo Dios se burla de mí en la cara al decirme en la mente: “Mira tú, Kavi; que te crees el supremo controlador del universo. Me encantan todos los planes que pusiste en tu mapa de sueños del 2025, pero mis planes para ti eran otros”.


Me mudé de Tulum a Colombia, creé un emprendimiento exitoso en mi ciudad en una semana, el ser al que más he amado en esta vida (mi abuela) murió de un infarto en mis manos, conocí la Torre Eiffel, cumplí 40 primaveras, me fui a la India por tercera vez, mi hijo menor empezó a caminar, desarraigué amistades convenientes y le abrí el corazón a nuevas personas locales que me han enseñado con su ejemplo cómo debería amar en acción… pero no me dio el carrito que quería.


Sin duda alguna y como de costumbre, todas estas actividades traen consigo profundas enseñanzas que me han llevado a reflexionar cómo debería comportarme de acuerdo a la sabiduría recibida a lo largo de estos años de mi maestro espiritual.


Para los que no saben, tener un maestro espiritual en plena época del “Empoderamiento”, del “Tú eres tu propio maestro”, del “Yo soy Dios”, es un acto de rebeldía. Nuestro ego falso está tan personificado por la construcción que aprendimos de las redes sociales y de los “gurús del éxito” que olvidamos por completo la realización del alma, y por el contrario decidimos, a través de nuestra especulación mental, inventarnos mil y un conceptos divinos creyéndonos los más sabios del universo para aparentarle al mundo algo que ni siquiera nosotros mismos nos creemos.


Hablamos del alma, del ser, del “yo soy Dios”, mientras seguimos embriagándonos en nuestras propias mentiras, preguntándole todo a ChatGPT y construyendo una capa cada vez más fuerte de autoengaño… Sí, eso que tú llamas “Autoconocimiento” es en realidad tu “Autoengaño” si no viene de una realización personal. Y tener realizaciones personales en pleno siglo XXI, donde la inmediatez es confundida con productividad y la pereza con cansancio, es casi que imposible; no porque no se pueda lograr, sino porque nos da en el ego que nos corrijan.


Ego en acción
Ego en Accion

Los últimos días mi maestro espiritual me ha tocado mucho el ego; básicamente, cada que hablamos, me tira hermosas micro flechas destructivas que se encargan de tocar algún punto sensible, y así ha sido siempre. Es la persona más amorosa que he conocido en mi vida: la que me sirve, me instruye, me ayuda, me apoya, me alimenta, me protege y por supuesto me corrige. Todo al mismo tiempo, pero lo que más duele es lo que más se queda. ¿Es un fenómeno extraño, no?


Ahora, ¿por qué funciona de esta manera?


El personaje sociocultural que hemos construido a lo largo de nuestra vida está basado en la ilusión; ilusión significa engaño, y este engaño es lo que nos ha marcado el camino por el que transitamos nuestra vida. Cada que descubrimos algo nuevo que nos mueva alguna emoción decidimos adaptarlo a nuestra vida, y ahí ponemos todo nuestro esfuerzo por conseguirlo: “Quiero tener el cuerpo que tiene ella, porque así seré más feliz”, “Quiero comprarme un carro automático porque así seré más feliz”, “Quiero viajar por el mundo porque así seré más feliz”. ¿Y cuando lo conseguimos, qué pasa? Una siguiente meta, y una siguiente meta, y una siguiente meta… Esto termina convirtiéndose en un círculo vicioso que nos enreda cada vez más en este mundo material.


Mientras eso pasa, cada esfuerzo, cada sacrificio, cada lucha viene con una intención muy clara: “cumplir mis objetivos”. Y en este hiperfoco no nos damos cuenta de que vamos por la vida pasando por encima de las personas que amamos, de las personas que nos aman, por cumplir nuestros objetivos lo más rápido que podamos. Eso nos convierte en personas reactivas ante cualquier situación y causamos heridas invisibles que poco a poco van deteriorando nuestras relaciones; y cuando alguien nos lo hace ver, estallamos. (Déjame un comentario si te ha pasado).


Así que todas estas cosas van acumulándose en nuestra dimensión psicológica, que está regida por nuestra mente, y se convierte en algo llamado “Basura Mental”. Y esta basura mental tiene un micro polvo silencioso llamado “Redes Sociales”, y cuando se juntan ambas, en cuestión de minutos crean capas de mugre imperceptibles para ti. Esas capas tan gruesas de mugre se han acumulado por años y te impiden poder tener realizaciones profundas; y así, de la nada, como por arte de magia aparecen las llamadas “Crisis Existenciales”, que son nada más y nada menos que la desconexión que tenemos con el SER, con lo REAL, con lo eterno. (Si usted no sabe qué es el SER, no especule: léase el capítulo 2 del Bhagavad Gita, pero no le pregunte a ChatGPT).


Y sí, todos andamos en crisis existenciales.


Ahora, hagámonos la siguiente pregunta y seamos sinceros (la parte dolorosa):

¿somos tan buenos como decimos ser?

¿Somos tan honestos como decimos ser?

¿Somos tan espirituales como decimos ser?

¿Somos tan abundantes como decimos ser?


Y si es así, ¿por cuántas personas hemos tenido que pasar para serlo?


¿Por encima de nuestros padres?

¿Por encima de nuestros hermanos?

¿Por encima de nuestros hijos?

¿Por encima de nuestros esposos?

¿Por encima de nuestro SER?


Estas y muchas cosas más, querido lector, son necesarias descubrir para darte cuenta de que nunca hicimos una limpieza real del espejo de nuestra mente; que por más que la medicina nos haya puesto a vomitar, que por más metidas de hielo que hayamos tenido, que por más activaciones de kundalini que nos hayan realizado, que por más clases de yoga y pilates a las que hayamos asistido, por más constelaciones familiares, por más metidas al mar, por más baños con ramas y por más libros que hayamos leído, todos estos efectos o estos cambios quedan en una capa superficial: nos dan bienestar momentáneo, pero el mugre sigue ahí.


Así que ayer mi maestro espiritual explicaba: “El proceso para lavar en los pueblos ancestrales era tomar la prenda y darle muchas veces contra una piedra para que el mugre se despegara, y esto hace que las fibras de los tejidos se desprendan y se muevan, eliminando las partículas de mugre de raíz”. De la misma manera, ellos, en su sabiduría interna, en su realización del SER, tienen la capacidad de escuchar nuestra construcción egoica, nuestro orgullo, nuestra torre de Babel, y por supuesto, si nosotros se lo permitimos, empezar poco a poco a derrumbarla con pequeñas flechas de amor cargadas de fuerza que pueden penetrar nuestro ego y causar esa confusión emocional interna que hace que respondamos mal, argumentemos en defensa propia y entremos en negación, porque estamos acostumbrados y enamorados del mugre de nuestra propia mente.


¿Y por qué lo hace? Porque me ama… no me cabe la menor duda. Después de cada flecha lanzada a la perfección empezó un proceso de resistencia mental; hasta me dan ganas de vomitar… Siento muchas emociones al tiempo: ira, confusión, ansiedad, pánico… La mente se descontrola. Quiero responderle, pero no me salen palabras; quiero argumentarle con hechos, quiero explicarle con plastilina que está equivocado, quiero hacerle entender que estoy ofendido y después de todo esto… solo queda la nada, el silencio, la respiración y ahí… puedo verlo. Es verdad, lo que me está diciendo es verdad, y mi ego no tiene cómo discutirlo. En ese momento llega la gratitud, la calma, la alegría, el deseo de saltar, de jugar, de reírme, de bailar, de abrazar, de amar. Y eso, eso se llama SER.


Sadhu Maharaj entregando amor
Amor en Acción.

Así que si tienes la fortuna de tener un maestro y te corrige, intenta no argumentarle; solo respira, siente, analiza todo lo que se mueve en ti y siéntelo. Siéntete. Siente cada palabra con el corazón: no lo pienses, no lo grites, solo siéntelo. Y después de eso experimenta el placer de estar vivo y agradece la experiencia de discernir, no de quedarte solo con tu capricho. Suelta tu idea y discierne con sabiduría, y ahí decides si lo aceptas o no, pero con sabiduría, no con emoción, de esa manera podras caminar por la vida haciendo actos de amor, por que el amor es en acción.


Con todo mi amor,


Kavi Karnapura Dasa.












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